Un estudio preliminar, publicado por la revista European Journal of Pain, concluye que, en contacto con la piel de un progenitor, los recién nacidos muestran menor actividad cerebral en respuesta a un estímulo doloroso. Asimismo, la ausencia de ropa entre el cuidador y el pequeño también modifica el mecanismo neuronal mediante el cual se procesa el dolor.el hallazgo sugiere que, aunque el nivel de dolor experimentado por los infantes pueda ser el mismo, el tipo de contacto con los progenitores influencia el modo en que el cerebro procesa y responde al estímulo. Así pues, ello confirmaría la importancia de la estrecha relación entre el bebé y sus padres o cuidadores para el desarrollo del neonato.
|
etiquetas: contacto , piel , cerebro , dolor , bebés , neurociencia