Era el año 1981, y Pablo Escobar, archiconocido narcotraficante colombiano, introdujo en su Hacienda Nápoles cuatro hipopótamos, tres hembras y un macho, para su colección personal.
Cuando el líder del cartel de Medellín es asesinado, los animales de su finca son distribuidos por distintos parques zoológicos colombianos. Pero los enormes hipopótamos eran tan difíciles de transportar que se decidió dejarlos en la hacienda del narcotraficante, cercana al río Magdalena.
En 2006 la población ya se había multiplicado por cuatro.
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Pablo Escobar no destruyó la biodiversidad de Colombia.
En todo caso, con la de jamaos que hay queriendo cazar uno de esos, los subastas y la carne para asados. Te los extinguen en dos años.
Cuando él murió los animales estaban en cautividad, después de morir alguien decidió ponerlos en "libertad".
¿Hubiera hecho un safari con el Emérito?. Nunca lo sabremos.
Sí sabemos que importar animales exóticos para la casa de uno no es buena idea.
Organizas safaris para ricos y a tanto el hipopótamo muerto. Mi jefe pagaría una pasta por un buen resort y un guía que lo llevara a cobrarse una pieza así.
Generas tejido empresarial, dinamizas la economía local y mantienes a raya una especie invasora. ¿Qué puede salir mal? ¿Que mi jefe yerre el tiro y muera devorado por un hipopótamo? ¡Si eso sería la mejor labor social que podría arrojar el proyecto!
Hipopótapum, ciudad de vacaciones escopeteras, fusila a una fiera peligrosa sin tener que pisar África. Que guay.