Michelle Gregg, de Weston (Ohio), no es la misma Michelle Gregg cuyo hijo cayó al foso de los gorilas en el Zoo de Cincinatti, pero eso no le ha librado de recibir amenazas culpándola de la muerte del gorila. "Me dicen que merecía morir yo y no el gorila. Incluso me han llegado a decir que a mi hijo deberían haberle arrancado las extremidades y el gorila se lo tenía que haber comido vivo."
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