Tras una semana discutiendo con ChatGPT (gracias a @elmakina por sus involuntariamente altruistas funciones de asistente) he elaborado las bases de un modelo que podría paliar algunos de los déficits estructurales del sector de la comunicación en la actualidad:
1. Análisis del escenario
Hace un tiempo que algunas voces reclaman el fin de la publicidad institucional. La causa es que, a través de ella, la Comunidad de Madrid riega a los medios que le son afines distorsionando de forma muy significativa el escenario informativo.
Pero no es sólo la Comunidad de Madrid, al final en la financiación está la llave de la línea editorial, por diversos mecanismos sutiles o no tan sutiles. Y esa así como las grandes empresas del IBEX 35, la CEOE y lo que en definitiva sería el capital en términos marxistas distorsiona el panorama informativo, moviendo la ventana de Overtone bien hacia la derecha, donde se hallan sus intereses.
Así que, viendo el panorama en conjunto, más allá del caso de Madrid, tal vez sea interesante plantearse justo lo opuesto a lo que se planteaba inicialmente. La derecha siempre hace lo mismo, un uso perjudicial de la regulación y el estado que termina justificando las tesis liberales de adelgazamiento del mismo. Así que de un modo u otro siempre ganan, dando a escoger entre desregulación y mala regulación, o administración, como es el caso de la publicidad institucional.
Y decía que tal vez la solución sea la opuesta, en lugar de eliminar la publicidad institucional nacionalizar el mercado de publicidad en medios de comunicación.
2. Justificación
El derecho a recibir información veraz está reconocido en la constitución y el estado ha de ser garante de tal derecho. Sin duda es una ardua tarea definir lo que la veracidad es y seguramente tendríamos que hablar de grados, pero parece mucho más fácil decir lo que no es veraz.
Esta misma semana el eurodiputado Alvise Pérez ha difundido lo que presuntamente es una imagen falseada de una conversación que incriminaría en conductas reprobables a un periodista de Canal Red, lo que vendría ser un adversario político.
Pero el problema de las fake news y los bulos va mucho más allá de canales de telegram relativamente pequeños, como el mencionado caso. El fin de semana siguiente tras la elecciones de Venezuela se convocaron sendas manifestaciones, de similar orden de magnitud, tanto de la oposición como del oficialismo. Poco sigo ya los medios más generalistas, pero en el informativo que yo vi en Telecinco sólo se informó de una de las dos manifestaciones.
Es obvio que una omisión de estas características es incompatible con cualquier noción de veracidad y seguramente con los principios del código deontológico de la profesión.
Pero la cosa tampoco acaba ahí. En la red social rebautizada como X, su propietario, Elon Musk, difundió personalmente desinformación destinada a crear un clima de crispación que desembocara en un golpe de estado.
Encontrar información en su red sobre la manifestación omitida en Telecinco, tarea difícil. Se diría que el algoritmo de sugerencias de la plataforma adolecía de un sesgo si cabe mayor que el de su propietario. La manipulación es ya tan escandalosa que obliga a la acción.
Pero es que ni siquiera eso es todo: a nivel nacional, tras el acoso y derribo al que fuera vicepresidente la legislatura anterior, Pablo Iglesias, parece que le ha tocado el turno al presidente del gobierno.
No hay que olvidar la campaña mediática que se llevó a cabo contra Pablo iglesias y otras personas de Podemos, con elaboración de informes falsos por parte de elementos de las FFCCSE y difusión en medios afines (La Sexta, Ok diario…).
No cabe hablar por lo tanto de normalidad democrática cuando la opinión pública está siendo manipulada del tal manera. Además, a fecha de hoy no tengo constancia de ninguna condena por la publicación de las falsedades del conocido como Informe PISA (por Pablo Iglesias S. A.).
Al final se trata de la misma derecha que acampó frente a la vivienda de éste en un hostigamiento perpetuo que nada tiene que ver con la normalidad democrática. Hasta el punto de influir de forma decisiva en su salida del gobierno.
No sólo alteraron la elecciones difundiendo información falsa a través de los medios si no que la persecución pasó al acoso y los insultos hasta conseguir alterar la composición de gobierno.
No puede sorprender que esa máquina de fango haya puesto su punto de mira en la presidencia.
En concreto sobre su pareja, a la cual se ha llevado a juicio con una denuncia que ni siquiera debía ser admitida a trámite y por parte de un magistrado que ha retorcido el proceso hasta convertirlo en el circo que se pretendía que fuera.
Como se hace obvio por lo dicho hasta aquí el problema no está sólo en los medios, pero son una pieza fundamental de ese engranaje, de es trama mafiosa que está destruyendo la democracia en este país.
3. Las medidas propuestas
Es por ello que urge desarticular los mecanismos por los que la mentira se difunde. Y si el poder judicial y la fiscalía ha de hacer su trabajo, el legislativo debería impulsar medidas que dificulten la fluidez de las dinámicas mencionadas.
Uno de los síntomas de la debilidad de la libertad de prensa es la falta de pluralidad. Y extrapolando el análisis de Marx se puede afirmar que es la independencia financiera la que garantiza la libertad de prensa. Sin embargo a fecha de hoy la mayor parte de ingresos de los medios provienen la publicidad.
Ello crea, no sólo un conflicto de interés que cuestiona el ejercicio de la libertad de prensa, si no que genera dinámicas que tienen influencia en la línea editorial y socavan la normalidad democrática, distorsionando la realidad a través de la información que se ofrece a la opinión pública.
Para agravarlo más aún, en los últimos años la prensa escrita parece que ha acusado seriamente la reducción drástica de su negocio en papel. Se diría que siempre ha sido el poder económico quien está detrás de las grandes cabeceras pero la decadencia actual parece haberles llevado a abandonar el ejercicio del periodismo hasta cotas jamás vistas.
Por ello, y conociendo que es a través de la financiación, entre otros factores, como ciertos intereses “pilotan” los medios de comunicación cabe plantearse mecanismos que bloqueen esa influencia que vulnera la libertad de prensa y en consecuencia la pluralidad.
Para ello se propone la creación de una agencia estatal que gestione la publicidad en medios de comunicación.
4. Funcionamiento
Lo que se propone es deshacer la relación directa entre medios y anunciadores mediante un sistema objetivo y transparente de distribución de la inversión publicitaria.
Así, cualquier publicidad en medios de comunicación nacionales pasa a ser intermediada por la mencionada agencia estatal de publicidad en medios de comunicación (AEPMC), seguramente en medio de un cierto tamaño o relevancia existiendo la posibilidad de dejar pequeñas iniciativas fuera del sistema propuesto.
La agencia pone a disposición de los anunciantes impactos publicitarios, ya sea en soporte audiovisual, radiofónico, papel o digital y los distribuye entre los distintos medios.
La idea es segmentar bien por criterios geográficos o temáticos, sin que tal segmentación pueda derivar en la selección de un medio concreto al que destinar la inversión.
La distribución se realiza mediante el criterio de la audiencia, siendo el coste por impacto el promedio del conjunto de los medios, adquiriendo el anunciador la difusión deseada pero siempre a través de un mix publicitario no pudiendo contratar publicidad en un medio concreto.
En cambio, cuando se contrata publicidad se hace en el sector de forma conjunta, es a la postre una manera de sindicar a los medios para que anunciantes con influencia suficiente para afectar a la línea editorial, y por lo tanto a la libertad de prensa, no puedan generar ese tipo de injerencias.
5. Efectos
Siendo un cambio significativo en los procedimientos es posible que modifique las conductas observadas de los agentes que intervienen, dinámicas que merecen una especial atención.
Pero en lo inmediato la medida debería reforzar la pluralidad y la libertad de prensa. Las audiencias funcionarían a la postre como un índice de cotización, aún manteniéndose el valor del impacto publicitario en un promedio. Y son sin duda esperables prácticas especulativas es ese sentido, en cualquier caso es una mejora sustancial respecto a la situación presente.
Porque al final, en cada euro invertido en publicidad, todos los medios tienen una participación en función de la audiencia que aporten.
Sin duda el mundo de la publicidad, cada vez más obsesionado con la targetización, incluso a través del uso espurio de información de los usuarios, planteará objeciones. Pero lo cierto es que cualquier perjuicio en el ámbito de la efectividad publicitaria, que además afectaría a todos de forma pareja, queda relegado a la necesidad de garantías públicas de información veraz mediante la pluralidad y la libertad de prensa, contexto sin el cual no es posible hablar de normalidad democrática.
***
La propuesta es el resumen de una sin duda demasiado larga reflexión:
www.meneame.net/m/Los12monos/reflexion-profunda-sobre-izquierda-democr