De la misma mano que, en 1989, sería galardonado con el Premio Nobel de Literatura y, seis años después, con el Cervantes, surgió el 30 de marzo de 1938, en una población española llamada La Coruña, un documento que consagra a su autor como sujeto en verdad detestable. Aun en los fondos más bajos de la sociedad el soplón se considera un sujeto en verdad despreciable, pero el caso de Cela resulta aún peor, pues se ofreció voluntariamente a desempeñar tan indigna función, que tanto daño podía causar a gente con la que incluso había convivido.