Hasta hace unos meses, Isabel usaba el coche para hacer todos esos kilómetros. Últimamente ya no. "Hay días que tengo que bajar dos veces y no me da", explica Isabel, que desde hace semanas ha optado los martes y los jueves por compartir viaje con su prima (que baja todas las mañanas a Córdoba), para después subir en autobús al medio día y, de nuevo, por la tarde, volver a bajar, esta vez ya en su propio turismo. Otras veces, si puede, pasa la noche en casa de algún amigo, para ahorrarse el viaje de vuelta. Todo para cuadrar los números.