Hoy se ha cumplido un año desde la última vez que me duché. Sí, sé que suena muy mal, y sé que hace un año a mí me habría parecido igual de extraño. Lo cierto es que me he estado duchando con asiduidad durante los 26 primeros años de mi vida. Vale, quizás no todos los días, pero prácticamente todos. La pregunta es: ¿cómo una persona normal puede estar 365 días (de momento) sin ducharse? Todo empezó con un larga excursión en bici por América para promover la sostenibilidad y una vida respetuosa con el medio ambiente. Me comprometí a cumplir una serie de reglas para dar ejemplo. La norma que establecí para el agua era que solo podría obtenerla a través de fuentes naturales o grifos con fugas. También llevaba la cuenta exacta de lo que gastaba con el objetivo de demostrar lo poco que necesitamos para sobrevivir.