Según los expertos, en lugar de iniciar una respuesta inmunitaria adecuada contra él, estas células lo concentran en gran cantidad y lo transmiten entero a su principal diana, los linfocitos T-CD4. A través de este mecanismo las células mieloides actúan como auténticos ‘caballos de Troya’ y favorecen la rápida expansión del virus por el organismo.
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