Pocos días después del hundimiento se encontró una botella que el mar había arrastrado hasta la playa de la Malvarrosa, en Valencia. La botella tenía un mensaje del capitán del Abanto: «Vamos a morir treinta hombres: no abandonéis a nuestras esposas e hijos». El Mediterráneo puede parecer un mar tranquilo. El capitán no se dejó engañar. No tenían salvación. Al mismo tiempo que se encontraba la botella, los cuerpos de los treinta marineros iban apareciendo en las playas.
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