El gas se perfuma con un aroma intenso para que alarme al instante en caso de fuga. El mercaptano y otros aditivos malolientes buscan evitar una tragedia como la que ocurrió en Texas en 1937. Una explosión debida a un escape se cobró 294 vidas en esa fecha. Como el suceso ocurrió en un colegio, nueve de cada diez víctimas mortales fueron chicos y chicas de entre 10 y 17 años. Aunque en Europa el gas se olorizaba desde 1880, la desgracia influyó para normativizar esta práctica, hasta ese momento de aplicación irregular.
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