Escribí esta pieza en abril de 1996 para una revista titulada Backlash, y tan sólo la he reescrito ligeramente. Debería resultar interesante no sólo a aquellos que se hallen en la actualidad en algún grupo con estatus de chivo expiatorio, sino también a aquellos que NO se hallen en tal grupo ─porque en nuestro acelerado mundo moderno todos seremos adscritos en algún momento al rol de los Deplorables.
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