Cocinar los alimentos modificó de forma drástica la anatomía y fisiología del ser humano y nos hizo diferentes al resto de los animales. Tanto que ya no es una elección: una dieta crudívora estricta implica problemas de salud. El cocinado favorece la disminución del esfuerzo necesario para el procesado de alimentos: menor masticación, menor necesidad de enzimas digestivas y menor tiempo de digestión total. Y, además, propicia una accesibilidad superior a la energía y a los nutrientes en el alimento cocinado frente al crudo.
|
etiquetas: cocina , seres humanos , aparato digestivo , dieta