En la política y en lo político, tratar de sentir el dolor de los demás es una mala idea. La empatía distorsiona nuestro razonamiento y nos hace más sesgados, tribales y, a menudo crueles... "A diferencia de la empatía, la compasión no significa compartir el sufrimiento del otro: por el contrario, se caracteriza por sentimientos de calidez, preocupación y cuidado del otro, así como una fuerte motivación para mejorar el bienestar del otro. La compasión es sentir para y no sentir con el otro".