La historia de Blas Romero, «El platanito» (Castuera, Badajoz, 1945), es digna de una telenovela. Sus primeros años de vida se resumen en encierros en hospicios y correccionales, años muy duros para el muchacho que aspiraba a convertirse en un gran torero. El sueño se hizo realidad y se codeó en las plazas con grandes figuras como Sebastián Palomo Linares o Manuel Benítez «El Cordobés», pero los triunfos de la década de los sesenta acabaron en el olvido, y hoy, Blas, se gana las «lentejas» vendiendo lotería en la calle, en el madrileño barrio d