Alvin Plantinga argumenta que el naturalismo no puede afirmarse racionalmente porque, si fuera cierto, la probabilidad de que nuestras facultades cognitivas sean fiables sería baja. Estas facultades evolucionaron para la supervivencia, no para la verdad. Por lo tanto, nuestras creencias, incluida la del propio naturalismo, no serían confiables. Esto sugiere que el naturalismo tiene un "derrotador" interno que impide su afirmación racional, ya que nuestras creencias no pueden ser verificadas como verdaderas.