El País Vasco presume de ser unas de las tierras más prolíficas de España en cuanto a vinos se refiere. Los hay tintos, blancos y rosados. Algunas personas los prefieren dulces, o afrutados, o ligeros. Los más arraigados a las costumbres populares pueden decantarse por el chacolí, que posee su propia denominación. Sin embargo, no hay lugar en el sector para el color azul, una arriesgada e innovadora apuesta con la que Gïk, una empresa emergente de Vizcaya regida por jóvenes de entre 20 y 30 años, pretende «revolucionar» el mercado.