La comunicación empresarial es como un regalo. La toma de decisiones ha de girar siempre en torno a la persona que recibe el regalo… o, en este caso, en torno a quien recibe la comunicación. Si queremos tener éxito, es muy importante conocer bien a la persona que recibe ese regalo, es decir, nuestro público objetivo. El fallo de algunos mensajes de la comunicación empresarial es que, a veces, no se adecuan a su público objetivo.