El juego de desenmascarar las nubes no resulta fácil, ni siquiera hoy en día. Hace falta ser un experimentado observador meteorológico para saber identificarlas y ponerlas nombres y apellidos (en latín). Si somos profanos en la materia, de lo que sí que nos percatamos pronto es que se repiten en ellas una serie de patrones, si bien cada una de ellas es única y diferente al resto. Además, también es fácil darse cuenta de que evolucionan con rapidez. La incesante dinámica nubosa es justamente la que tanto dificultó el establecimiento de una...