Fernando Fernán-Gómez murió pensando que El mundo sigue,una de sus películas más ambiciosas, nunca se había visto en una sala comercial. En realidad, casi fue así, porque acabada en 1963, solo se estrenó en el cine Buenos Aires de Bilbao un 10 de julio de dos años más tarde, y a escondidas. [...] A pesar de esa creencia, o riéndose de ella, el cineasta estaba obsesionado con adaptar la novela. Estando de ministro de Información y Turismo Gabriel Arias Salgado, no logró convencer a la censura.