La diseñadora holandesa Lieske Schreuder se dio cuenta un día de que los caracoles de su jardín parecían disfrutar comiendo papel y cartón. Compró entonces cientos de estos animalillos y construyó un auténtico laboratorio para comprobar qué sucedía si comían papeles de colores realizados con una estructura celular similar a la materia de la planta que comen habitualmente.