En este saludo, antes que un loco, había un tío, un colega, un tronco, un titi. Pero estos vocativos quedaron en la juventud de la generación X, que ahora, en sus cuarenta y cincuenta años, andan en otros asuntos y olvidando muchas palabras de su jerga adolescente.El loco se ha abierto paso en las conversaciones de los chavales de hoy con la misma dureza y testosterona que tenían el tío y el tronco de sus padres. Mucha de la rebelión léxica de los jóvenes actuales recuerda a la chulería del lenguaje cheli que salió, en los años setenta.