Nadie se dio cuenta: Blackstar era la autopsia viva, la materia con la que Bowie cauterizaba su trabajo como artista. Anunciaba luto. (...) Si tanta gente va a llorar esta muerte es porque tantísimo se le debe al hombre de la mirada bicolor: la capacidad fantástica, la posibilidad sexual, el derecho a la reinvención,(...) el derecho a la invención. Puede discutirse en otro lugar si hoy ha expirado el mismo rock o una parte irremplazable de éste. Su brillo, de eso no hay duda, muere para siempre.