La historia es real y está bien documentada. Empezaba el siglo XX y Juan Ramón Jiménez era un poeta joven, enfermizo y depresivo. Un día recibió una carta de una admiradora. Era peruana pero posiblemente rubia, pues llevaba por nombre Georgina Hübner. Decía adorar la poesía de Juan Ramón y su carta, comedida pero apasionada, marcó el comienzo de una larga relación epistolar que duraría más de una década. Juan Ramón acabó enamorándose. No sabía el poeta que Georgina no era rubia. y que bajo las faldas escondía un par de vergas