Cuando los soldados españoles de Hernán Cortés conquistaron el Imperio azteca en la segunda década del siglo XVI, se impusieron sobre una sociedad próspera, muy poblada, con asombrosos conocimientos de ingeniería, arquitectura o astronomía en muchos casos superiores a los de sus conquistadores. Pero había un par de cosas que no conocían. La primera es célebre: los caballos que asombraron y aterrorizaron a los mexicas. La segunda no tanto: en México no existía la rueda. Y, por tanto, no existía ninguna clase de vehículo terrestre, ni carros, ni