"En el año 2010, viendo un eclipse parcial en la ciudad de Quilpué, se me quemaron los fotorreceptores de la retina del ojo izquierdo y del ojo derecho, y por eso tuve que empezar a usar lentes para siempre. Quedó tatuada la luz y la sombra del eclipse de sol en mis ojos", ha dicho la joven. En este sentido, ha lanzado una advertencia a la hora de ver un eclipse solar: "Tengan mucho cuidado. No es un juego, yo miré, y ¡pum!, me quemé inmediatamente. Es un accidente, así que sean muy cuidadosos con los niños", ha avisado.