Hoy día debería ser un debate sin importancia pero en ciertos colectivos, sobre todo los cristianos, aún no son aceptados. Puesto que no podemos argumentarles con cuestiones religiosas, si podemos usar la ciencia y el conocimiento. Así que empezaremos hablando por el dimorfidad sexual del cerebro, posteriormente por la exposición prenatal a ciertas hormonas y, por último, la herencia familiar. Me disculpo de antemano porque el texto sea algo largo, pero es necesario para poner en contexto las reflexiones finales.