Hace años, tras la revolución industrial, la felicidad en el trabajo parecía una utopía, algo casi transparente sólo reservado para unos pocos elegidos. Por suerte, los tiempos cambian y la felicidad laboral es, a día de hoy, uno de los inputs más exigidos al entrar en una nueva empresa. Quizá, con la crisis que nos ha azotado, este concepto se ha difuminado, pero, sin duda, será la clave para que las empresas, jóvenes y consolidadas, cumplan con sus objetivos.