(...) Después de devorar el nuevo libro de Sergio del Molino, que se llama 'La mirada de los peces'. En sus páginas he conocido a su antiguo profesor de instituto, Antonio Aramayona, un lisiado tocapelotas marcado por el genio pedagógico y por la egolatría, que se suicidó porque estaba cansado de vivir con un muñón dolorido y 30 pastillas al día, y también para reivindicar, con ese gesto final e inapelable, la que había sido una de sus tres cruzadas personales: el derecho a una muerte digna.