Lo básico para dejar una actitud fanática es dudar. Pensar por uno mismo sobre los contenidos que una creencia ofrece. Precisamente es lo que la técnica de una secta hace que se evite. Por eso discutir con un adepto fortalece su empecinamiento y le afianza en seguir en sus trece. En un enfrentamiento se atrinchera. Dialogar y dudar junto a él le puede llevar a plantearse ciertas cuestiones y no seguir los criterios del líder a ciegas.
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