«Vete a casa a fregar», le decían a Rosa Bonet con 16 años cuando comenzó en el mundo del arbitraje. Era el año 79, con una democracia en plena construcción y una dictadura que coleaba. Y aun así, ella desobedeció el mandato de género. No se fue a casa a fregar, sino al campo de fútbol a arbitrar. Bonet fue la primera mujer española en conseguir el carné de árbitra —desde los 12 tenía el de socia del Atlétic de Madrid—. Después de ella, han venido cientos de mujeres, aunque todavía representan un porcentaje minúsculo: solo un 4,4% son mujeres.
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