Cuando llega el frío, los humanos necesitamos abrigarnos o recurrir a alguna fuente exterior de calor para mantener nuestra temperatura corporal. Pero las tortugas no tienen ese problema. Ellas adaptan la temperatura de su organismo a la del exterior. Y esa habilidad les permite sobrevivir hibernando dentro del agua. Aunque, en el interior de un estanque con la superficie congelada, la cantidad existente de oxígeno es muy reducida, y eso obliga a estos animales a recurrir a otras estrategias como es la respiración anal.
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