Durante el siglo IX, una de las amenazas a las que tuvo que hacer frente el rey de Noruega Harald I fueron las constantes incursiones de los piratas que saqueaban las costas. Así que, en 875 encabezó una expedición de castigo y conquista de su base de operaciones: las islas Orkney y Shetland, situadas al norte de la actual Escocia. Los piratas recibieron un duro castigo y fueron expulsados de las islas. En compensación por el hijo perdido durante la batalla, Harald concedió el gobierno de las islas y el título de conde a Rognvald Eysteinsson.
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