Cuando el Zika entró por primera vez en los Estados Unidos durante el brote de 2016, Florida fue golpeada primero - y más duramente - con 1.174 casos documentados hasta la fecha. Así, cuando Marco Ajelli, investigador asociado del Northeastern y experto en modelación de enfermedades infecciosas, quiso estudiar cómo el tiempo que las personas pasan al aire libre podría afectar la propagación de la epidemia, eligió centrarse en el condado más afectado del estado: Miami-Dade.
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