El Gobierno minoritario del Partido Socialista portugués, obligado a dialogar permanentemente con izquierdistas, comunistas, verdes y animalistas, va camino de los tres años al frente de las políticas del país vecino. Así vive la población lusa la metamorfosis que le ha llevado de estar sujeta a las directrices de austeridad de la troika a estar dirigida por una sopa de siglas política nominada (y reivindicada) como geringonça (o, traducido al castellano, ‘chapuza’).
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