No creo que seamos un ejemplo a imitar ni mucho menos recomendar. Otro tipo de vida es posible. Otro tipo de vida en la que el bienestar y la felicidad está en otra parte. En algún lugar que Occidente aún no ha encontrado. Quizás en todas aquellas que Arundhati Roy llamaba “pequeñas cosas” y que quizás, podremos hallar, intuir, sentir… mientras nuestros pies recorren nuestros propios paisajes internos.
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