La cultura noruega siempre apostó por la cultura: cuando todavía era un país que sólo vivía de la pesca y de la madera, ya estaba altamente alfabetizado. Ahora que dispone de gran cantidad de dinero para realizar proyectos, está creando espectaculares edificios para albergar sus instituciones culturales. Pero no pensando sólo en turistas: sus gestores creen fervientemente que estos museos y bibliotecas tienen que ser utilizados por los ciudadanos, lo que sucede habitualmente, beneficiando directamente a la sociedad y su entorno
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