Imagínate pisar un lugar que pareciera recién devastado por el ejército nazi. Un lugar todavía humeante, caliente. Tan caliente que aún puedes escuchar como resuenan las botas de la Waffen SS, manchadas de sangre, en cada piedra de sus muros. Que puedes escuchar como estallan los disparos a tu espalda, como suena el crepitar de almas incendiadas… Un lugar que está vivo, que late. Ese lugar es Oradou sur Glane, en el corazón de Francia. Y si, sé que es difícil imaginárselo. Tampoco me imaginaba yo que tanto dolor pudiera contenerse…
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