Porque el afán de juzgar y calificar parece que siempre es más fuerte que el hecho de entender exactamente lo que estamos escuchando. Escuchar a, por ejemplo, Leonard Cohen, no nos hace mejores que si escuchamos a Bisbal. Hay grandes gilipollas y reverendos cabronazos que escuchan música objetivamente muy buena. Lo que nos mejora o empeora como personas es lo que somos capaces de hacer con esa información. Lo demás es pose, prejuicios, carne de redes sociales, una verdadera mierda.
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