Desarrollar materiales orgánicos fotovoltaicos menos tóxicos y viables para la producción industrial ha sido el objetivo del proyecto europeo Sunflower, que ha contado con la participación española a través de la Universitat Jaume I de Castellón (UJI). Los investigadores han realizado varios estudios, entre ellos el diseño de una célula fotovoltaica orgánica que se puede imprimir y, en consecuencia, presenta una gran versatilidad.
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