"Fui testigo de grandes dunas de arena que crecían desde el suelo y observé la magnífica reproducción por sus sombras. Como colosales monumentos de la antigüedad, moldeados por la propia naturaleza. Nunca en mi vida había sido testigo de ese marcado contraste entre la luz y la sombra tan claro como lo hice en el desierto de Namibia".
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