No es la primera ni será la última crítica a la falsedad que conformó la llamada movida; mas el análisis de lo que supuso ese movimiento cultural comprendido entre 1978 y 1992, debería trascender lo puramente musical: porque lo que fue un continuo de transgresión estética no tuvo un equivalente político; porque la modernidad mal entendida no trajo consigo más que consumismo irresponsable, falta de compromiso político, legado de pobreza intelectual, simplismo artístico. Facilidad y rapidez, puro neoliberalismo.
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