Más allá del interés científico, detrás de las misiones a la Luna se encontraban motivos políticos: básicamente, la competencia por el control del espacio. Y con los años, con la Luna "conquistada" por EE UU, el regreso al satélite comenzó a perder interés. George W. Bush propuso en 2004, durante su mandato, un plan similar al de Trump. El gobierno de Barack Obama no se mostró dispuesto a gastar los 104.000 millones de dólares que se calculó que costaría la misión.
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