Un siglo después de posarse en el fondo del mar, el Titanic seguía generando todo tipo de teorías de la conspiración. Pero una serie de documentos militares desclasificados confirmaron los detalles de una conspiración real: la de su hallazgo como parte incidental de una misión encubierta de la Guerra Fría. En septiembre de 1985, el oceanógrafo y comandante de la Armada estadounidense Robert Ballard sorprendió al mundo al encontrar los restos del RMS Titanic, que descansaba en dos partes a 3800 metros bajo las frías aguas del Atlántico Norte.
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