El auge del fundamentalismo religioso -que surge de las religiones tradicionales- se refleja cada vez más en el descuido de los tratamientos médicos. Por razones históricas y legales, Estados Unidos es el bastión del fundamentalismo protestante. De hecho, se ha observado recientemente que el extremismo sectario, vinculado a la desconfianza hacia el pensamiento centrado en el ser humano y, por lo tanto, hacia la medicina, que es una expresión de ella, y la fe en la sanación divina, ha causado la muerte de varios niños en este país.
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