Se sabe que la novela gótica tiende a exagerar. Todo hecho, aunque sea extraordinario, es una pieza aislada que no constituye una historia en sí misma. En este sentido, el arte de narrar consiste en exagerar, en ensanchar, en acentuar, en revestir ciertos sucesos con un valor fundamental, relevante, incluso trascendental. Toda buena novela es un paciente ejercicio de dilatación.
|
etiquetas: mary shelley , frankenstein , literatura , realidad y ficción , escritores