Cuando se entra al Cecoel surge la sensación de ‘déjà vu’, de experiencia ya vivida. Las inmensas cristaleras y las hechuras de pecera evocan los escenarios de las películas de ciencia ficción. Es un espacio aséptico, ajeno a las miradas indiscretas. No obstante, es posible observar lo que ocurre en las tripas de esta prodigiosa sala de máquinas, pero siempre a través de cristales transparentes. Porque acceder al interior del centro de control es una tarea difícil. La seguridad se cuida al máximo.
|
etiquetas: ree , cecoel