La técnica permite localizar de forma más rápida el aumento del contenido de agua en el músculo cardíaco, consecuencia de un infarto. Además, no es necesario utilizar radiación como hacen otras técnicas de imagen aplicadas a pacientes. El desarrollo del sistema ha sido posible gracias a un equipo multidisciplinar que ha incluido cardiólogos, veterinarios, biólogos y físicos.
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