Un juzgado de Barcelona investiga una red de tráfico de obras de arte radicada en la capital catalana que supuestamente comercializó piezas de gran valor expoliadas en España y entre cuyos clientes figura Paloma Botín-Sanz de Sautuola, hija del banquero fallecido Emilio Botín. La Policía Nacional está siguiendo el rastro de la compra de la escultura de una leona del siglo VI antes de Cristo por parte de esta mujer y de su marido, el empresario Ricardo Gómez-Acebo, que aparecen como investigados.
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