En 1927 Julien Benda publicó La traición de los intelectuales, una obra en la que denunciaba el creciente interés de artistas y escritores por los asuntos mundanos, por bajar a la arena política y tomar partido apoyando apasionadamente a unos u otros, en lugar de cumplir con su deber de ser una especie de clérigos laicos (el título original era La Trahison des Clercs) entregados a la trascendencia, dedicados en cuerpo y alma a cultivar lo universal y lo eterno acordes a la tradición occidental ¿Resultado? Nadie le hizo el menor caso.
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