La técnica consiste en la colocación de dos dispositivos en cada lado del abdomen y conectados a dos tubos que llegan hasta la glándula lagrimal. Las bombas lagrimales quedan programadas mediante un mando a distancia para que el paciente reciba la dosis necesaria y administran lágrima artificial al ojo. El paciente contrajo la Enfermedad Injerto contra Huésped tras un trasplante de médula ósea, que le atacó a la glándula lagrimal y perdió la visión de ambos ojos.
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